Indizada en: Index Medicus Latinoamericano, LILACS.
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Algo de historia sobre la citopatología

Periodicidad: continua
Editor: Mario Magaña
Abreviatura: Patologia Rev Latinoam
ISSN: 2395-9581
Indizada en: Index Medicus Latinoamericano, LILACS.

          

 

Algo de historia sobre la citopatología

Some history about Cytopathology

Patología

Patología 2018 oct;56(4):276-80


Patricia Alonso-de Ruiz

Patóloga con especialidad en Citopatología


Recibido: 10 de octubre 2018
Aceptado: 10 de diciembre 2018

Corrrespondencia:

Patricia Alonso de Ruiz
ruizalonso01@aol.com

Este artículo debe citarse como:

Alonso-de Ruiz P.  Algo de historia sobre la citopatología. Patología Rev Latinoam. 2018;56(4):276-80.

Lo mejor que le debemos a la historia es el entusiasmo que inspira. (Goethe. Años de andanzas de Guillermo Meister, 1829)

 

El cáncer cervical ha sido sujeto de numerosos estudios desde diversos puntos de vista: morfológicos, epidemiológicos, así como de investigación básica, con lo que se han desentrañado numerosas interrogantes, especialmente en lo relacionado con su etiología. Muchos actores han sido responsables de estos adelantos y, así, se han desentrañado muchos de los puntos ignorados en el conocimiento de esta patología.

En este documento nos referiremos a algunas de las aportaciones que fueron conformando nuestros conocimientos en citopatología, especialmente sobre el cáncer cervical, conocimientos que fueron apareciendo gracias a los trabajos de investigación de muchos personajes. A algunos de ellos nos referiremos en este trabajo.

Para empezar, por los años 1924 y 1925, en Alemania, en el hospital universitario de la Clínica para mujeres, en Bonn, un grupo de médicos se involucró en la elaboración de un libro sobre cáncer cervical y a uno de ellos, al Dr. Hans Hinselmann, se le invitó a participar. Hinselmann, para estudiar cuidadosamente los cambios morfológicos que el cáncer producía en el cérvix, ideó un aparato que aumentaba de tamaño lo observado a simple vista y fue así como diseñó un instrumento al que, posteriormente, le puso el nombre de colposcopio.  Hinselmann, seguramente, nunca imaginó la gran utilidad que su invento tendría en el futuro no sólo en el estudio y la evaluación de las lesiones precursoras del cáncer cervical sino, fundamentalmente, en el tratamiento conservador de esta neoplasia que, en el presente, con el apoyo de este aparato, se ha logrado.

El Dr. Hinselmann continuó difundiendo la utilidad del instrumento que había inventado, pero la segunda Guerra Mundial y algunos problemas personales en los que se vio involucrado lo relegaron temporalmente de su aplicación. Terminada la guerra, el Dr. Hinselmann, junto con algunos de sus alumnos, siguieron difundiendo el uso del colposcopio. Hinselmann realizó varias visitas a Sudamérica, donde algunos médicos alemanes se habían establecido, lo que explica por qué, específicamente, en Argentina y Uruguay, y en el sur de Brasil, se difundió rápidamente la utilización del colposcopio.1

Por la misma época, en Viena, el Dr. Walter Schiller, patólogo interesado en el diagnóstico del cáncer de cérvix y con conocimiento del uso del colposcopio, pensó que tal vez los colorantes vitales podrían ayudar en la identificación del tejido con cambios neoplásicos.2 Después de probar algunos de estos colorantes  sin conseguirlo, y basándose en el conocimiento de que el tejido neoplásico carece de glucógeno, aplicó la solución yodo yodurada, la que había sido ideada y utilizada por el Dr. Jean Guillaume Auguste Lugol,3 como un  antiséptico, y con esta solución  logró diferenciar el tejido neoplásico que es yodo negativo contra el epitelio normal que es positivo a la tinción. Fue así que a este procedimiento se le denomina tinción de Schiller y al reactivo solución de Lugol.

Pocos años después, en 1928, sucedieron casi simultáneamente tres eventos relacionados con el estudio de las células normales y las células neoplásicas del útero y en especial del cuello uterino:

El primer suceso corresponde a la publicación de un artículo titulado: “El ritmo sexual en la mujer”, publicado en la Revista Mexicana de Biología (1928; VIII:1-11),4 que constituye una parte de los numerosos trabajos de investigación de un médico mexicano, el Dr. Eliseo Ramírez Ulloa, quien en esta comunicación se enfocó a evaluar los cambios celulares del útero durante el ciclo menstrual, identificando los variados tipos celulares de esta área anatómica.

El segundo suceso tuvo lugar en Rumania, también en 1928, en donde el Dr. Aurel Babes publicó un artículo sobre los hallazgos celulares del cuello uterino en las neoplasias, titulado: “Diagnostic du cáncer du col uterine par le frottis”.5

Y el tercer acontecimiento correspondió al Dr. George N. Papanicolaou, quien presentó uno de sus trabajos sobre el hallazgo de células neoplásicas en los extendidos celulares obtenidos del exudado vaginal, en una reunión titulada: “Tercera Conferencia por el mejoramiento de la raza”, actividad organizada por los hermanos Kellogg, que se  llevó a cabo en Batlle Creeck, Michigan, en 1928,  y cuyo contenido aparece publicado  en los proceedings de la mencionada conferencia.6 Es interesante percibir la coincidencia de estos tres trabajos enfocados casi prácticamente al mismo tema.

Las labores de investigación del Dr. Ramírez Ulloa fueron muy variadas; además, fue fundador y profesor de la Escuela Médico Militar, autor de numerosas publicaciones, entre ellas un Tratado de Patología General y en otras actividades fue director del Instituto de Enfermedades Tropicales. En 1988, al cumplirse el centenario de su nacimiento, El Colegio Nacional, a instancias del Dr. Jesús Kumate, le rindió un homenaje y se publicaron algunas de sus numerosas obras. Esos trabajos han sido citados por algunos autores que los refieren históricamente.7

Respecto al Dr. Babes, sus áreas de mayor interés fueron, fundamentalmente, la microbiología, así como la patología, efectuando numerosos estudios, uno de ellos sobre el escorbuto, además de su interés por el cáncer cervical. Sin embargo, no volvió a publicar nada relacionado con el diagnóstico de esta neoplasia. Es importante señalar que su trabajo no tuvo gran impacto al haber sido publicado en una revista médica cuya difusión, en esa época, se limitaba sólo a algunos países de Europa. En la actualidad, en Rumania, a la citología cervical se le conoce como el método Babes-Papanicolaou.5

Estos dos autores, Babes y Ramírez, no continuaron trabajando en la línea de investigación del diagnóstico del cáncer de cérvix, por lo que sus aportaciones al conocimiento de la patología cervical fueron limitadas.

En cambio, el Dr. Papanicolaou siguió laborando sobre el mismo tema, publicando algunos artículos y, sobre todo, un libro-atlas: Diagnosis of the uterine cancer by the vaginal smear,8 con el que el procedimiento tuvo mayor y muy amplia difusión.

Además, al ser el cáncer de cérvix un tema que interesaba al grupo donde trabajaba Papanicolaou, se inició la aplicación del procedimiento para identificar tempranamente la neoplasia cervical en grandes grupos de población y, así, el tamizaje del cáncer cervical se inició en el año de 1945. El Dr. Papanicolaou siguió trabajando sobre su procedimiento aplicándolo a numerosas áreas del organismo, pero donde indudablemente tuvo más éxito fue y sigue siendo como procedimiento de despistaje del cáncer cervical.

El Dr. Papanicolaou se dedicó, además, a la enseñanza y difusión de su procedimiento y fue así como tuvo numerosos alumnos dentro y fuera de Estados Unidos. Entre ellos deben mencionarse: el Dr. Guillermo Terzano, importante impulsor del procedimiento en su natal Argentina, así como otros alumnos de Estados Unidos, como el Dr. Bernard Naylor, de Grand Rapids, Michigan, quien fue su último alumno y colaborador antes de su muerte, ocurrida en febrero de 1962.

En 1948, el Dr. J. Ernest Ayre, en Canadá, interesado en la citología del cérvix, describió los cambios celulares en las lesiones precursoras del cuello uterino,9,10 describió lo que él llamó “Precancer-complex” y, al mismo tiempo, ilustrando algunas células con morfología sugerente de corresponder a coilocitos. Además, diseñó un instrumento que se ha seguido utilizando ampliamente para la obtención de material celular del cuello del útero, la espátula de Ayre.

En nuestro país, el Dr. José Pedro Arzac, en uno de sus viajes a Estados Unidos, conoció los trabajos del Dr. Papanicolaou y fue tal su interés en el procedimiento que, a su regreso a México, llevó a cabo un estudio que fue publicado en 1946.11 Este artículo es la primera publicación mexicana en la que se señala la utilidad de la citología para la detección del cáncer cervical. Además, fue el creador de un colorante tricrómico para teñir la citología cervical, justamente conocido como el colorante de Arzac.

En 1949, la Dra. Julieta Calderón de Laguna, a su regreso de una estancia en Estados Unidos donde estudió citología, fundó dos laboratorios de Citología, uno en el antiguo Hospital de la Mujer y el otro en el Instituto Nacional de Cancerología. Además, fue fundadora, en 1957, junto con algunos otros médicos interesados en la citología de la Asociación Mexicana de Citología; fue, además, miembro de la Academia Internacional de Citología, que en esa época (1957) se llamaba International Academy of Gynecological Cytology. Fue, también, socia fundadora de la Sociedad Latinoamericana de Citología y, en 1963, fue la organizadora del Primer Congreso de esta Sociedad, actividad que se llevó a cabo en la ciudad de México. Así mismo, fue titular de la Dirección de Lucha contra el Cáncer, en 1978.12

Otros connotados personajes de la Patología tuvieron amplia participación en el desarrollo y crecimiento de la Citología: el Dr. James W. Reagan, al que se señala como el introductor del término displasia en la patología del cérvix. El Dr. Reagan aprendió citología con el Dr. Papanicolaou, así como con la Dra. Violette Nuovo, en París. En el Hospital Universitario de la Universidad Western Reserve, en Cleveland, Ohio, Regan estableció el laboratorio de Citología.

Por el año de 1951 cambió el sistema para informar el resultado de la citología, del formato numérico establecido por Papanicolaou (Clases I a V) a otro que tuviera correlación con el diagnóstico anatomopatológico que se utilizaba para informar los resultados de la biopsia. Además, a través de sus evaluaciones, se establecieron las bases para describir los cambios de las diversas etapas de las lesiones precursoras del cáncer invasor.13,14

En 1953, el Dr. Alexander Meisels, nacido en Berlín, pero afincado en México debido a la persecución nazi de la segunda Guerra Mundial, estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México y, posteriormente, se interesó en la Citología y la estudió en el Instituto Nacional de Cancerología. Posteriormente migró a Canadá, a Quebec, en el Hospital del Sagrado Corazón de la Universidad Laval, fundó el Laboratorio de Citología y una escuela de citotecnólogos. En 1976 publicó, junto con el Dr. Roger Fortin, médico colpolscopista, los cambios citológicos y colposcópicos producidos por el virus del Papiloma humano (VPH).15 Con ello se inició una serie de investigaciones acerca del mismo tema. Posteriormente, siguió ampliando sus observaciones y publicó otro trabajo con correlación de los hallazgos cito, colpo e histopatológicos.16 Las futuras publicaciones del Dr. Meisels sobre el tema del cáncer cervical y del VPH fueron múltiples, incluso fue autor de varios libros que enriquecieron la posibilidad de tener referencias actualizadas sobre estos temas. El Dr. Meisels tuvo muy arraigado su cariño hacia México por lo que, frecuentemente, impartió cursos y asesorías en nuestro país, respaldando los esfuerzos por ampliar los conocimientos en Citología. Su entusiasmo, apoyo y amistad fueron decisivos al respaldar la fundación de la Academia Mexicana de Citopatología, que sucedió en 2004.

Al Dr. Leopold G Koss se le debe que la Citopatología ocupe el lugar que le corresponde, como parte de la anatomía patológica. La publicación de su libro, en 1961: Diagnostic cytology and its histopathologic bases, sentó las bases histopatológicas de la Citopatología moderna. Su historia personal, nuevamente, como la de otros personajes, estuvo oscurecida por los terribles daños colaterales de la segunda Guerra Mundial, al ser judío y de origen polaco; incluso toda su familia desapareció en el holocausto. Ingresó al Sloan-Kettering Cancer Institute como patólogo y aprendió Citología con las enseñanzas de Grace Durfee, citotecnóloga, quien fue su colaboradora muy cercana, en gran parte de su producción científica. El Dr. Koss incursionó en numerosas áreas de la Medicina como en la Citogenética y la citometría de flujo.17

En 1978 apareció otro libro con importantes datos morfológicos,18 que fue gran apoyo en la evaluación morfológica de las células, sobre todo de las lesiones precursoras del cáncer cervical. Su autor, el  Dr Stanley Patten Jr. fue alumno del Dr. Reagan.

Indudablemente, hay un número muy importante de científicos que han seguido participando en el estudio del cáncer; los avances han sido vertiginosos. Llegando a la aparicion de una vacuna contra el VPH que es muy prometedora. Precisamente, entre la serie de hallazgos científicos se debe señalar el éxito que se tuvo al cultivar las primeras células inmortales obtenidas del cáncer cérvicouterino de una paciente, las células HELA,19 tomadas de la paciente Henrietta Lacs, que murió en 1951, a consecuancia de un cáncer cervical invasor, del que se obtuvieron dichas células. Su muerte sobrevino al poco tiempo de que sus células se habían cultivado y siguen creciendo volviéndose inmortales.

Finalmente, para terminar, es importante señalar que las actividades de difusión y enseñanza de la Citopatología en nuestro medio han tenido el respaldo de la Academia Mexicana de Citopatología, fundada en la ciudad de Monterrey NL el año 2004.

Bibliografía

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  3. Ruiz Moreno JA. Breve historia del cáncer cervicouterino. Ed. SPM. 2014. p 77 y sgtes.
  4. Ramírez E. El ritmo sexual en la mujer. Rev Mex de Biología. 1928;VIII:1-11.
  5. Babes A. Diagnostic du cáncer du col uterine par le frottis. Presse Med 1928;38:451-454.
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  8. Papanicolaou GN, Traut HF. Diagnosis of the uterine cancer by the vaginal smear. Nueva York, Commonwealth Fun. 1943.
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  17. Alonso RP. Leopold  G. Koss. Patologia Revista Latinoamericana.2012;50:320-321.
  18. Patten.SJ jr. Monographs in Clinical Cytology. Diagnostic Cytopathology of the uterine cervix.  S.Karger.Basel-Munchen-Paris-London-New York-Sydney.1978.
  19. Skloot R. La vida inmortal de Hernieta Lackz. Ed. Planeta. 2012.

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