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Juan Rosai: la esencia de la profesión
Patología
Patología 2020;58:1-4.
https://doi.org/10.24245/patrl.v58id.4604Luis Muñoz-Fernández
Adscrito al servicio de Anatomía Patológica, Centenario Hospital Miguel Hidalgo, Aguascalientes, México.
Recibido: julio 2020
Aceptado: agosto 2020
Luis Muñoz Fernández
cartujo81@gmail.com
Muñoz-Fernández L. Juan Rosai: la esencia de la profesión. Patología Rev Latinoam 2020; 58:
Con profundo y sincero pesar nos enteramos de la muerte del doctor Juan Rosai, ocurrida este martes 7 de julio de 2020. Para la comunidad de quienes cultivamos la Anatomía Patológica en todo el mundo, su desaparición física representa una pérdida irreparable que nos deja huérfanos de una referencia única e invaluable para entender nuestra profesión y practicarla cabalmente.
La biografía geográfica del doctor Rosai se describe como una circunferencia, cuyo inicio y final fueron europeos y su trayecto trazó un arco que unió dos subcontinentes: Sudamérica y Norteamérica.
Juan Rosai nació en Poppi, un pueblo italiano de la provincia de Arezzo, en la región de la Toscana. Fue hijo de un plomero y una ama de casa. Su nacimiento, en agosto de 1940, ocurrió dos meses después de que Italia entró a la Segunda Guerra Mundial y su padre fue enviado a Rusia para combatir con el ejército italiano. Milagrosamente regresó con vida, pero las penurias económicas de la posguerra lo obligaron a emigrar con su familia a Argentina en 1948.
En ese país, Giovanni Rosai se transformó en Juan y no tardó en demostrar su precoz y brillante inteligencia. Estudió Medicina en la Universidad de Buenos Aires, compartiendo aulas con una generación de cuatro mil estudiantes de primer año. Por fortuna, algunos profesores organizaban pequeños cursos para una veintena de alumnos y Rosai decidió inscribirse al del doctor Eduardo Lascano, un patólogo carismático y destacado.
Al día siguiente de graduarse de médico, el doctor Rosai empezó su residencia de Patología con la tutela del doctor Lascano en un hospital previamente abandonado que el Ministro de Salud le entregó a un grupo de médicos argentinos que soñaban con la posibilidad de una medicina pública de alta calidad. Juan Rosai era el único residente de Patología. El sueño de aquellos idealistas, como hemos atestiguado numerosas veces en nuestra América Latina, duró sólo cuatro años. La codicia ajena acabó devorándolo y Juan Rosai se planteó la posibilidad de volver a emigrar.
En aquellos días conoció al doctor Lauren V. Ackerman, uno de los patólogos quirúrgicos más famosos del mundo, que visitaba Buenos Aires para impartir una conferencia. Rosai habló con él y le expresó su deseo de continuar su formación en Estados Unidos. Ackerman lo invitó a integrarse como residente en el Hospital Barnes, adscrito a la Universidad Washington de Saint Louis Missouri. Juan Rosai aceptó y permaneció en su nuevo país los siguientes 35 años.
A partir de aquí, la historia es más conocida:1
El Dr. Rosai fue fideicomisario vitalicio del American Board of Pathology, cofundador y exjefe de la Asociación de Directores de Patología Anatómica y Quirúrgica de los Estados Unidos, editor en jefe de la Tercera Edición de los Atlas de Patología Tumoral de la AFIP, editor en jefe del International Journal of Surgical Pathology y miembro de más de 20 organizaciones de la profesión.
Fue mundialmente conocido por haber sido el coautor primero (desde la quinta edición), además de autor y editor en jefe después del Rosai y Ackerman’s Surgical Pathology, sin duda el libro de patología quirúrgica general más famoso y útil del mundo, que firmó en persona por última vez en su décima edición (2011). La undécima edición (2017) fue editada por un grupo de patólogos expertos en diversas áreas.
También fue coautor, junto con el doctor Levine, de la segunda edición del fascículo de Tumores del Timo de la AFIP, coautor con los doctores Carcangiu y DeLellis de la tercera edición del fascículo de Tumores de la Tiroides también de la AFIP, editor de la segunda edición de la clasificación histológica de los Tumores del Timo de la OMS y editor de un hermoso libro de historia de la patología estadounidense titulado “Guiando la mano del cirujano. La historia de la patología quirúrgica norteamericana”, publicado también por la AFIP en 1997. Firmó como autor más de 300 publicaciones entre artículos originales, de revisión y ensayos.
Fue laureado como doctor honoris causa por las universidades de Bolonia (Italia), Santiago de Compostela (España), Ioánina (Grecia) y Córdoba (Argentina); y premiado con los más altos honores que otorgan las asociaciones de patólogos más importantes del mundo.
Juan Rosai realizó aportaciones numerosas y fundamentales al conocimiento morfológico, ultraestructural, inmunofenotípico y molecular de diversas lesiones humanas. Y aunque sería una labor excesiva recopilarlas todas aquí, recordemos solamente dos: la histiocitosis sinusal con linfadenopatía masiva (enfermedad de Rosai-Dorfman) y el tumor desmoplásico de células redondas.
Su capacidad para descubrir o reinterpretar enfermedades era legendaria. Se cuenta que, en más de una ocasión, el doctor Ackerman llegó a decir al estudiar un caso con los residentes: “No sé lo que es, enséñaselo a Juan”. En una entrevista efectuada por la periodista científica Sue Armstrong, publicada en el libro “Una cuestión de vida y muerte. Conversaciones con patólogos”, al responder la pregunta si la capacidad diagnóstica del patólogo es un don o puede aprenderse, el doctor Rosai respondió lo siguiente2:
Son ambas cosas… y también necesitas imaginación y convicción. Esta es una de las cosas que trato de enseñar: si observas algo que no encaja en alguna enfermedad que ya conoces o que está en los libros, no asumas de inmediato que se debe a que no eres bueno diagnosticando. Tal vez se trate de algo que todavía no ha sido descrito.
En tan pocas líneas, es imposible hacerle justicia a una vida tan extraordinaria y a la deuda impagable que todos los patólogos del mundo tenemos con el doctor Rosai. En una reseña biográfica que se le hizo cuando pronunció la Conferencia Conmemorativa “Pío del Río Hortega” durante el Vigésimo Congreso de la Sociedad Española de Anatomía Patológica en 2001, el doctor Manuel Listal se refirió así al conferencista 3:
En esta época de creciente subespecialización, el Dr. Juan Rosai puede ser el último de los grandes patólogos quirúrgicos generales. Él ha influenciado nuestra práctica de la patología quirúrgica de forma fundamental, como científico básico, profesor y autor inigualable.
Hoy que su presencia material se desvanece y se reintegra a sus orígenes, nos consuela saber que la luz de su inteligencia y la sabiduría de su corazón nos seguirán iluminando y también lo harán a las futuras generaciones de patólogos que se interesen en su legado.
Muchas gracias, doctor Juan Rosai.
REFERENCIAS