Indizada en: Index Medicus Latinoamericano, LILACS.
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Mirada, visión y retina

Periodicidad: continua
Editor: Mario Magaña
Abreviatura: Patologia Rev Latinoam
ISSN: 2395-9581
Indizada en: Index Medicus Latinoamericano, LILACS.

          

 

Mirada, visión y retina

Look, vision and retina

Patología | 1 de Diciembre de 2021


Jorge Oscar Zarate

Laboratorio de Investigaciones Oftalmológicas y C. Visuales (UBA), laboratorio de Patología Digital, Universidad Maimónides, Buenos Aires, Argentina


Recibido: octubre 2020
Aceptado: octubre 2020

Corrrespondencia:

Jorge Oscar Zarate
zjorgeoscar@yahoo.com.ar

Este artículo debe citarse como:

Zarate JO. Mirada, visión y retina. Patología Rev Latinoam 2020; 58:1-4.

ANTECEDENTES

Es posible que para descubrir una panorámica resumida de la belleza de la retina sería con:

1) Aproximación de los conceptos de su desarrollo histogenético.

2) Seguir con los aportes de la filogenia y física de la visión

3) Finalizar con el concepto de su estructura y función definitivas.

La retina se origina de una prolongación del tubo neural, en el sector cefálico embrionario  hacia las vesículas ópticas, donde se reconoce en el periodo embrionario la doble capa de la retina (donde la capa externa formará epitelio pigmentario (Figuras 1 y 2) y la interna las 9 capas  restantes de la retina) y la vesícula cristaliniana (Figura 3), que desde el ectodermo (placoda cristalineana) se introduce en la vesícula óptica primitiva para formar al cristalino e inducir todo el desarrollo vítreo, y al separarse del ectodermo dejar a la córnea, la cámara anterior y el iris-pupila.

Desde el punto de vista filogenético, el primer paso en la evolución de la retina se relaciona con la posibilidad de distinguir entre luminosidad y oscuridad, fenómeno para el que fue necesaria la aparición de células capaces de detectar tales cambios en el entorno del animal y a  medida que evolucionan las especies adquieren la capacidad de distinguir movimientos, mejor definición de los objetos y, por último, la distinción de los colores. En los fósiles más antiguos y hace más de 500 millones de años, aparecen ojos compuestos similares a los de los insectos actuales.

La única forma de fotorrecepción que existe en los animales unicelulares, como ocurre en algunos euglenoides, es la coexistencia de organelos simples sensibles a la luz llamados “mancha ocular”, compuestos por fotorreceptores y una mancha adyacente de pigmento (concepto biológico de retina: sinapsis neuro-pigmentaria).

Se denominan autótrofas cuando hay luz, se alimentan así mismas por fotosíntesis y en ausencia de luz son heterótrofas, ingieren el alimento en el agua circundante. Las medusas (Phylum cnidarios) y otros animales marinos, como las nueces de mar (Phylum ctenóforos), son los organismos más simples con células nerviosas visuales en su pared, lo que se designa “ojo plano” y “ocelos”. Ambos Phylums se reunían anteriormente como Phylum ceolenterata.

Los ocelos son los ojos más simples. Los constituyen conjuntos de células ciliadas que contienen pigmento, asociadas con células sensoriales (concepto de retina básico).

Disponen de una pseudolente, formada por la densa cutícula que les recubre. Se localizan en la superficie corporal del animal, en el borde de su cúpula o en la base de los tentáculos. Wiltschko  y sus colaboradores (2004) publicaron que la brújula magnética de los petirrojos (el gorrión nuestro) se asocia con proteínas llamadas criptocromos, que se encuentran en la retina de sus ojos. Esa molécula fotorreceptora de la retina puede explicar su gran sensibilidad a las pequeñas variaciones del campo geomagnético. El criptocromo tiene una parte sensible a la luz, como la clorofila, denominada cromóforo. En las moscas del vinagre se ha demostrado que esta molécula es sensible a campos magnéticos variables.

Estructura: Como de “zero a dieci” diez son las capas de la retina (Figura 4). Retina digital.

El libro “Mas allá de la mirada” (nota al pie) menciona escrituras en prosa y poemas que se refieren a la visión a través de la mirada de todos los países latinoamericanos (además de Estados Unidos y España), por ejemplo: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Lamentablemente, también conocemos las afecciones que entorpecen la mirada: retinopatías  inflamatorias,  propias e infrecuentes. Entre las retinopatías (retinitis y retinocoroiditis) se incluyen como principales causas: toxoplasmosis, toxocariasis, oncocercosis, enfermedad de Chagas, paludismo, Zica, leishmaniasis, fiebre Chikungunya, dengue, fiebre amarilla, picadura de serpiente y virosis en general (COVID-19?). También, las lesiones retinales pueden acompañar a otras enfermedades infecciosas, incluso tumores y enfermedades inmunológicas.

La mirada siempre nos está diciendo algo. Desde la simple fiebre a la acción de un agente tóxico se refleja en la mirada.

Un contradictorio, aunque agudo pensamiento de Regis Debray, expresa que los buenos poetas nos enseñan a ver  mejor y, sin embargo, sus palabras son ciegas. ”El poeta captura a la huidiza emoción, la fija y la transporta devolviéndonos de tal manera revitalizada, que esas ciegas palabras devienen en luz. Con una mirada la mayor parte de las veces científica y otras confusa, filosófica, amatoria, telúrica, social, reflexiva, satírica, humorística, nostálgica, sensual, etc…desde el punto de vista de la exaltación lirica” (Libro: Más allá de la mirada, de José Carlos Gallardo, Ana M. Sepag. Nuevo hacer Grupo Editores Latinoamericano, 2001).

La mirada no está construida solamente  por la visión y la retina ¡sería demasiado fácil para algo tan expresivo!

Incluye al estado del alma, las funciones orgánicas y el pensamiento en su totalidad. Cuando comenzamos a sufrir con la pandemia del COVID-19, busqué sus antecedentes históricos y la agresividad de los virus.

Retina  y ficción

Investigué afanosamente su existencia en los anaqueles de diferentes bibliotecas y supuse que la más antigua de las bibliografías había sido concebida en 5000 antes de Cristo.

Fueron varios los que aseguraban su existencia con la utilización de  múltiples  teorías.

Actuaron en la búsqueda religiosos, bibliófilos y personas simples como yo, tratando de hallar los principios de los hechos. A pesar de ello, ningún rastro pudo encontrarse, salvo numerosos datos de diversos comentarios acerca del crecimiento de la pobreza.

Una mirada de las consecuencias nos lleva al silencio más que a la palabra.

El silencio es una de sus formas que tal vez resguarda con mayor crudeza los agravios o la dulzura de las palabras.

El tiempo solo puede juzgarse con el silencio; tiempo y silencio son dos poderes de los valientes y humildes por convicción. No sé si esto es bueno o malo, paradójico o premeditado, intuitivo o predeterminado, aunque debemos reconocer que el silencio es un atributo del pensamiento sano, más que un rudimento del habla.

Escribir se hace en silencio y con la mirada puesta. Y esto fue una decisión que impulsó a escritores comprometidos o al compromiso de la escritura, desde Hermann Hesse hasta Gabriel García Marques, desde Nietzsche hasta Thomas Stearns Eliot, incluso de Rubén Darío  a  Gilbert Keith Chesterton, etc., etc...

Nos falta ese libro sobre ciertos virus que nunca había existido. Solo está por escribirse…

El lenguaje de los seres, no solo humanos, es tan profundo y prolífico que hace interminable la lista de posibilidades de comunicación, despertando polémicas… más en estos tiempos de pandemia casi corporativa.

Utilicemos la retina para una adecuada visión de los hechos y comprensión de las miradas,  algunas demasiado tristes…

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