Indizada en: Index Medicus Latinoamericano, LILACS.
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Remembranza: Dra. Cecilia Ridaura Sanz
Patología Rev Latinoam | 10 de Octubre de 2024
Patología Rev Latinoam 2024; 62: 1-2.
https://doi.org/10.24245/patrl.v62id.10096Reyna Karina López Magallón
Adscrita del Servicio de Patología del Hospital General de México.
Recibido: octubre 2024
Aceptado: octubre 2024
Reyna Karina López Magallón
mariomg@dermaypatologia.com
López-Magallón RK. Remembranza: Dra. Cecilia Ridaura Sanz. Rev Latinoam 2024; 62: 1-2.
La primera palabra que viene a mi mente cuando recuerdo a la Dra. Ridaura es: admiración. Y cómo no admirar a esa mujer que siendo muy joven decidió ser parte de la primera generación de residentes del Hospital General de México con Ruy Pérez Tamayo como maestro, ahí fue donde conoció al amor y compañero de siempre el “Chori”, aún recuerdo cuando nos contaba sus historias de vida, claro, para mí era una fiel parte de la historia de la medicina mexicana con sus protagonistas; y es que creó la base de la Patología Pediátrica en el país, nótese no patología pediatra, “¿acaso no sería mejor la palabra pediátrica? porque no somos pediatras, somos especialistas en la patología”.
Por su forma de hablar y su forma de expresarse podía hacer entender desde un estudiante de medicina de primer año hasta un subespecialista con postdoctorado, lo hacía de una manera tan sencilla que todo aquel que leyera sus artículos los podía entender con facilidad, sus textos de enfermedades metabólicas de músculo y de hígado que hasta nuestros días son guías básicas, eso era verdadera difusión de la ciencia.
Una mujer de ciencia por supuesto, pero también una mujer de letras, de arte y de mundo, no había tema de conversación del cual no tuviera una opinión de certeza, una buena charla con un vino en mano nunca faltaba, tenía siempre las puertas del laboratorio y de su casa abiertas para todo aquel que quisiera aprender.
Mujer de carácter fuerte y amable a la vez, que se imponía a donde fuera y sobresalía entre los partícipes, pero también que compartía una sonrisa o una palabra de motivación cada vez.
La maestra de la patología pediátrica en México sin duda, jamás se olvidarán sus sesiones clínico-patológicas en el Instituto Nacional de Pediatría cuyas diapositivas sabía de memoria, ni tampoco se olvidarán sus iniciativas como el “Cineclub”, pero sobre todo nunca se olvidarán sus enseñanzas del día a día.
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